Tres
acusados de haber asesinado a por lo menos tres mujeres en el estado
brasileño de Pernambuco (nordeste) dijeron que consumieron parte de la
carne de sus víctimas y que también la usaron para fabricar empanadas
que vendieron a vecinos, informó hoy la policía.
Los acusados, un hombre y dos mujeres, fueron detenidos el miércoles en
Garanhuns, municipio situado a 234 kilómetros de Recife, la capital de
Pernambuco, y dijeron pertenecer a una secta que recibía órdenes de una
“voz” para eliminar mujeres que consideraban malas.
Los homicidios, el canibalismo y las prácticas rituales fueron
admitidas en los interrogatorios a los que fueron sometidos ayer por la
policía y parte de los detalles fueron divulgados hoy en rueda de prensa
por el comisario Demócrito de Oliveira, comandante de la Policía Civil
en Garanhus y responsable de la investigación.
La policía encontró los restos mortales de dos mujeres en el patio de
la residencia en la que vivían los acusados, que fue incendiada ayer
por vecinos enfurecidos.
Las
investigaciones del trío comenzaron el mes pasado luego de que Jorge
Beltrao Negromonte da Silveira, de 51 años, registrara ante una notaría
como de su autoría un libro escrito en 2009, al que dio el título de
“Revelaciones de un esquizofrénico”, en el que revela detalles de las
actividades de la supuesta secta.
Además de Negromonte da Silveira, la policía detuvo a su esposa, la
comerciante Isabel Cristina Oliveira da Silva, de 51 años, y a una joven
de 25 años identificada como Bruna Cristina Oliveira da Silva, que
vivía con la pareja y era la amante del primero.
Los tres vivían con una niña de cinco años que se sospecha que es
hija de “Jéssica”, una joven asesinada en 2008 cuando tenía 17 años en
Olinda, uno de los municipios de la región metropolitana de Recife.
La muerte de Jéssica es contada en detalles en el libro escrito por el acusado.
“Al mirar el cuerpo ya sin vida de la adolescente mala, siento un
alivio. Agarro una lámina y comienzo a retirar toda su piel y después la
divido. Yo, Bel y Jéssica (nombre de la víctima, cuyos documentos eran
usados por Bruna) nos alimentamos de la carne del mal como si fuese un
ritual de purificación. El resto lo enterramos en el patio”, según uno
de los apartes del libro.
Además de las dos mujeres encontradas enterradas en el jardín de la
residencia de los acusados, que habían sido declaradas como
desaparecidas este año en Garanhus y de la joven asesinada en 2008, la
policía investiga al trío por su posible responsabilidad en al menos
otros cinco homicidios ocurridos en Pernambuco.
Las dos mujeres desaparecieron luego de que el trío supuestamente les
ofreciera empleo como niñeras con un salario muy superior al promedio
en esa empobrecida región de Brasil.
El comisario de Garanhus dijo que acusará al trío de los delitos de
homicidio calificado, secuestro, ocultación de cadáver, falsificación y
estafa, así como de crímenes contra la salud pública.
Ello debido a que, según la policía, la mujer de 51 años admitió que,
además de haber descuartizado y consumido parte de la carne de las
víctimas, utilizó algunos pedazos, cocinados en agua y sal, para
rellenar empanadas que vendía en la calle.
Las autoridades sanitarias de Garanhus informaron a la población que
los riesgos de ingestión de carne humana son los mismos que los
provocados por la de cualquier animal y pidió que las personas que
presenten síntomas como vómito, diarrea y dolores abdominales busquen
ayuda médica.